Poco después, sus ojos se posaron sobre una cajita de cristal que yacía bajo la mesa; la abrió y vio dentro un diminuto pastel sobre el que se leía
Mordisqueó el pastel y se preguntó ansiosamente: ¿Hacia donde? ¿Hacia donde?, poniéndose la mano sobre la cabeza para ver en qué dirección iba a empezar a cambiar. Se quedó bien sorprendida cuando comprobó que no variaba ni en un sentido ni en el otro. Claro que esto es lo que generalmente sucede cuando se comen pasteles; pero es que Alicia estaba ya tan acostumbrada a que todo cuanto sucediera fuera algo extraordinario, que le parecía aburrido y estúpido que la vida discurriese normalmente, como si nada. "
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