Como escribió alguna vez la periodista uruguaya María Esther Giglio, en una entrevista de antología: en Santos Lugares todos saben dónde vive Ernesto Sábato. "Cerca de la vía, tres cuadras a la derecha, una a la izquierda. Ahora, ¿él la espera?”, dice el obrero de Ferrocarriles. “Porque a esta hora a él le gusta caminar hasta Sáenz Peña, hasta la estación anterior. El sabe hacer ese camino casi todos los días.”
Aquellos “Santos Lugares” en los cuales el anarquista, el escéptico, el desencantado de los límites de la razón habrá terminado, a su manera, reconciliado con ese mundo, con esa vida, que tanto lo habían perturbado, a lo largo de casi un siglo. "
Casi llegando a tus 100 años dejaste esta vida que tanto supiste aprovechar y en la que no te quedaste sentado en tu casa viéndola pasar. Además de sentirme identificada en ocasiones con algunos de tus textos siento un poco de impotencia de saber que un hombre tan talentoso ,que da orgullo que sea argentino ,tenga una vida tan finita y mortal como la de cualqueir otro. Ernesto gracias por hacerte inmortal con tus obras, tus palabras, tu personalidad. Espero que le sirvas de inspiración a mucha gente que toavía está en este mundo.
~ Princesa Bernhardt
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