Me vi y no era yo, y quise ser otro.
No estaba pensando, en verdad, no de ese modo, pero de tener esa capacidad hubiese advertido de inmediato que todo era una especie de comedia barata, mal escrita, desprolija, atiborrada de lugares comunes e incapaz de traducir la realidad en otros términos o, al menos, trastocarla con un par de gangs o bormas infantiles. Pero que otra cosa podía ser[...]
A travéz del espejo, sin embargo, apenas podía verme a mí mismo. Era suficiente: el patetismo de la imagen alcanzaba para definir a todos.
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